Loco de amor
Buenos días compañer@s
Hoy tengo la alegría de escribirles desde Panamá ciudad.
Dejaste caer la copa o la ropa, nose, se vuelve todo tan confuso en estos momentos. Podría jurar que nos miramos lo suficiente para envejecer, pero no, el reloj todavía marcaba las 22:21. Rápidamente mi mente recordó, el loco y la mujer, viejos hábitos de un empedernido jugador.
Y ahora qué? Qué papel debo jugar? Intenté pronunciar aunque sea un sonido, pero es inútil, desde que abrí la puerta sabia que mis cuerdas vocales se desvanecerían, aún sabiendo cuanto odias el silencio.
Mi cabeza es una murga, pero el silencio penetrante se apodera del ambiente. Y vos, vos ni te esforzas en romperlo y así lo odies, tu orgullo, como es de costumbre te vuelve a dominar.
Intento entender, pero por tu mirada, tu fría mirada, solo comprendo que no vas a explicarme nada.
Al fin, al fin cambio la hora, 22:22. Nuevamente mi cabeza asocia, el loco. Esta eternidad atemporal me empieza asfixiar. Y vos ahí, inmobil, insípida, orgullosa, ay! Cuanto te detesto. Te detesto tanto que siento un infierno adentro mio, una ira interna que me vuelve a paralizar.
Y vos ahí disfrutando cada segundo, cada eterno segundo de este encuentro, de este odioso encuentro con un final anunciado, o no. Soy demasiado impredecible en estas circunstancias, pero no tanto como vos.
Ahí seguía tu ropa, y tu copa, rota. De a poco mi cabeza, intenta ordenar las piezas. Mis años de lujuria me habían pasado factura, ya hacia rato, pero no necesito más de lo que me queda para armar este rompecabezas.
Pero qué me sorprende? Si yo sabía, sabía todo lo que iba a pasar desde el momento en que abrí la puerta. Y vos también lo sabías. Eso es lo que odio más. Que vos también lo sabías.
Me domino, ahora sí el tiempo se había acelerado. Nunca pude entender eso, la percepción del tiempo. Siempre afirme que hay un solo dios, el tiempo, y él es el culpable de estos incongruentes pero mágicos procesos temporales. Pero bueno, no quiero pensar en esto ahora. O sí, y quiero distraerme, escaparme de este cuarto, esta situación, pero si yo sabía que iba a ser así, por qué me escapo? Me imagino incluso que podría escribir una gran escena para teatro de este momento, luego recuerdo que no soy bueno escribiendo, y que me volví a entrelazar en pensamientos dispersos. Que difícil es centrarme. Vuelvo, sigo en el cuarto, para ser un poco más exacto el living, mi living, aunque ya no lo siento propio.
Todo esta igual, el sofa, la mesa ratona, la tele, incluso las fotos, y eso también me llena de ira, las fotos están ahí. Y está la ropa, y la copa, rota. Y está la maldita ropa, que me expropia mi living, me hace ser extraño en mi hogar.
Sin darme cuenta, la vuelvo a ver a ella, como odio decir esto, pero que hermosa es, y más así, a plena piel. Aunque hoy hubiese deseado verla vestida, y que todo esto se convierta en otra estupida fantasía mia. Pero no, esto es real. Siempre me pregunte porque había merecido tan bella mujer, justo yo. Y ahora lo entiendo, de esto se trata la vida, ganas un pleno y lo perdes todo. Y ella allí, inmóvil, intacta, como si supiese todo lo que me pasa por la cabeza, y en parte es así, me conoce muy bien.
Veo la hora 22:47 y sin darme cuenta lo entiendo todo, es ahora. Siempre fui un enfermo de los números al igual que del juego, tal vez por eso estoy acá, en esta situación, pero ya no tiene importancia, no es momento de analizarlo. Si supe que sería así, y tiene que ser así. El loco y la muerte.
Se oyeron dos estallidos secos, retumbantes en ese pequeño cuarto. Ambos cuerpos se desplomaron, el de ella y su amante, dejando a la vista una gran mancha de sangre, junto a la ropa y a la copa, rota.
Y ahora qué? Qué papel debo jugar? Intenté pronunciar aunque sea un sonido, pero es inútil, desde que abrí la puerta sabia que mis cuerdas vocales se desvanecerían, aún sabiendo cuanto odias el silencio.
Mi cabeza es una murga, pero el silencio penetrante se apodera del ambiente. Y vos, vos ni te esforzas en romperlo y así lo odies, tu orgullo, como es de costumbre te vuelve a dominar.
Intento entender, pero por tu mirada, tu fría mirada, solo comprendo que no vas a explicarme nada.
Al fin, al fin cambio la hora, 22:22. Nuevamente mi cabeza asocia, el loco. Esta eternidad atemporal me empieza asfixiar. Y vos ahí, inmobil, insípida, orgullosa, ay! Cuanto te detesto. Te detesto tanto que siento un infierno adentro mio, una ira interna que me vuelve a paralizar.
Y vos ahí disfrutando cada segundo, cada eterno segundo de este encuentro, de este odioso encuentro con un final anunciado, o no. Soy demasiado impredecible en estas circunstancias, pero no tanto como vos.
Ahí seguía tu ropa, y tu copa, rota. De a poco mi cabeza, intenta ordenar las piezas. Mis años de lujuria me habían pasado factura, ya hacia rato, pero no necesito más de lo que me queda para armar este rompecabezas.
Pero qué me sorprende? Si yo sabía, sabía todo lo que iba a pasar desde el momento en que abrí la puerta. Y vos también lo sabías. Eso es lo que odio más. Que vos también lo sabías.
Me domino, ahora sí el tiempo se había acelerado. Nunca pude entender eso, la percepción del tiempo. Siempre afirme que hay un solo dios, el tiempo, y él es el culpable de estos incongruentes pero mágicos procesos temporales. Pero bueno, no quiero pensar en esto ahora. O sí, y quiero distraerme, escaparme de este cuarto, esta situación, pero si yo sabía que iba a ser así, por qué me escapo? Me imagino incluso que podría escribir una gran escena para teatro de este momento, luego recuerdo que no soy bueno escribiendo, y que me volví a entrelazar en pensamientos dispersos. Que difícil es centrarme. Vuelvo, sigo en el cuarto, para ser un poco más exacto el living, mi living, aunque ya no lo siento propio.
Todo esta igual, el sofa, la mesa ratona, la tele, incluso las fotos, y eso también me llena de ira, las fotos están ahí. Y está la ropa, y la copa, rota. Y está la maldita ropa, que me expropia mi living, me hace ser extraño en mi hogar.
Sin darme cuenta, la vuelvo a ver a ella, como odio decir esto, pero que hermosa es, y más así, a plena piel. Aunque hoy hubiese deseado verla vestida, y que todo esto se convierta en otra estupida fantasía mia. Pero no, esto es real. Siempre me pregunte porque había merecido tan bella mujer, justo yo. Y ahora lo entiendo, de esto se trata la vida, ganas un pleno y lo perdes todo. Y ella allí, inmóvil, intacta, como si supiese todo lo que me pasa por la cabeza, y en parte es así, me conoce muy bien.
Veo la hora 22:47 y sin darme cuenta lo entiendo todo, es ahora. Siempre fui un enfermo de los números al igual que del juego, tal vez por eso estoy acá, en esta situación, pero ya no tiene importancia, no es momento de analizarlo. Si supe que sería así, y tiene que ser así. El loco y la muerte.
Se oyeron dos estallidos secos, retumbantes en ese pequeño cuarto. Ambos cuerpos se desplomaron, el de ella y su amante, dejando a la vista una gran mancha de sangre, junto a la ropa y a la copa, rota.

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